MIAMI.- ¿Qué impacto tendría para la vida de un residente de la Florida poder viajar de Miami a Orlando en 25 minutos? ¿O para el comercio de esta zona? ¿O para los negocios?
Tal es la magnitud de lo que podría ser una propuesta -que se desarrolla en California y pone a prueba en un desierto cerca a Las Vegas- que tendría un impacto cultural y económico tan grande como la aparición de internet.
El Condado Miami-Dade es uno de los 11 semifinalistas (de un total 35, de 17 países) de Estados Unidos (hubo 2.600 participantes) en un concurso organizado por la empresa Hyperloop One, de California, que está desarrollando una forma de transporte que podría ser un nuevo hito, como lo fueron, en su momento, el tren, el automóvil o el avión.
Se trata de crear un sistema de tubos gigantes, con paneles de energía solar, dentro de los cuales se movilizarían por fricción, y sin rieles, unos vagones que se desplazarían a 400 millas por hora. “La gente viajará a la velocidad de un avión por el precio de un tiquete de autobús”, dijo uno de los ejecutivos de Hyperloop One. El plan está pautado para que pueda transportar carga en el 2020 y pasajeros de carne y hueso en 2021.
La idea sería crear una red, una especie de banda ancha de transporte o de oleoductos, por la que en lugar de petróleo circularían vagones con personas y carga, en zonas comerciales clave de Estados Unidos. En total representaría 2.800 millas, 35 áreas metropolitanas y 83 millones de personas.
Además del Condado Miami-Dade, los semifinalistas provienen de estados como Texas, Colorado, Ohio, Nevada y Pennsylvania.
La directora del Departamento de Transporte y Obras Públicas, Alice Bravo, quien presentó su propuesta el pasado 12 de abril en Washington, se preguntó cómo se beneficiaría nuestra comunidad si pudiéramos comunicarnos con una ciudad al norte de Florida, no en 9 horas sino en menos de una hora. “La Florida cambiaría por completo. Es una idea tan interesante que nos beneficiaría estudiarla mucho más. Y saber si es algo que se pueda realizar”.
Las cifras de la Florida son impresionantes, al igual que su precariedad en sistemas de transporte masivo.
Más de 100 millones de turistas visitaron en 2016 las atracciones del Estado del Sol, como sus parques de diversiones en Orlando, sus playas o salieron en cruceros desde los puertos de Miami y de Broward. La industria turística mueve, al año, 82.000 millones de dólares. Sólo Orlando recibió a 66 millones de personas, lo que la convirtió en una de las zonas urbanas más visitadas de Estados Unidos.
Todas esas buenas noticias van acompañadas de una seria limitación: el aeropuerto internacional de Orlando fue sobrepasado en su capacidad, en 2016, al recibir 2 millones más de pasajeros de lo que le permite su capacidad. Las carreteras y otros aeropuertos han sido desbordados por las 50 millones de personas que viajaron en automóvil o en avión de Orlando al sur de la Florida.
Otro punto, por supuesto, es el del comercio. “Sería un corredor muy bueno para carga. Como a Miami entran tantos productos perecederos, ese sistema sería como una columna vertebral que iría de sur a norte, para distribuirlos en dirección este y oeste. Es una tecnología poderosa”, acotó Bravo.
Tres ganadores
Al final habría tres ganadores. Si fuera la propuesta de Miami-Dade una de las favorecidas, Bravo explicó que Hyperloop One “trabajaría con nosotros para mostrarnos cómo sería la planificación de ese tipo de tecnología, si nos beneficia y cuánto costaría”.
En este momento el departamento a cargo de Bravo está explorando varias opciones tecnológicas. Una de ella es el Hyperloop One, la otra los automóviles no piloteados o autónomos.
“El beneficio para nosotros, ahora que estamos empezando la planificación y evaluación de alternativas, es poder tener información para ver cómo funciona esa tecnología, si la podemos utilizar y evaluar comparándola con otras tecnologías”, precisó Bravo.
Esta exploración tecnológica tiene que ver no sólo con el desarrollo del Smart Plan, que propone ampliar la capacidad de la transportación en Miami-Dade: y la posibilidad de que en alguna de sus seis rutas puedan ponerse a prueba esas modalidades de transporte, sino con la reducción sustancial de las distancias dentro del estado, teniendo como punto de partida Miami.
La empresa
Hyperloop One nació apenas hace tres años, en un garaje en Los Angeles, y ya cuenta con 200 empleados en el 2017, tanto en esa ciudad como en Nevada, donde ya hacen las pruebas en un “test-track” (vía de prueba).
Quieren desarrollar una tecnología que sea utilizada no sólo en Estados Unidos, sino en el resto del mundo. Al servicio de esta empresa hay ingenieros, maquinistas, constructores, soldadores profesionales, diseñadores.
El presidente de la compañía, Rob Lloyd, definió cómo sería, en la práctica, esa nueva modalidad de transporte: “El sistema va a funcionar de acuerdo con la demanda, no por horarios establecidos. Las unidades partirán cuando haya suficientes grupos de personas o paquetes. Solo vamos al destino establecido, si se va para Filadelfia va sólo allá. Esa es una transformación con respecto a otras formas de transporte. Y más rápido y barato que los trenes rápidos”.
El objetivo es conectar el 80% del país en menos de cinco horas de viaje. Y como lo dijo el cofundador de la empresa, Shervin Pishevar, “El espíritu de Estados Unidos ha sido soñar en grande y hacer realidad esos sueños. Y transformar no sólo nuestro país sino todo el mundo. Entre 1860 y 1890 el ferrocarril unió el este con el oeste, fue una transformación en apenas 30 años. Y después vino Dwight Eisenhower, con el sistema interestatal de autopistas, que movilizó a toda la nación en automóviles y no sólo en tren”.