El VIH/SIDA es una de las enfermedades más desafiantes y destructivas de la historia, con 36,7 millones de personas que la padecen en la actualidad y 2,1 millones que contraen el virus cada año. En América Latina y el Caribe, hay 2 millones de personas que viven con VIH y 100.000 personas se infectan cada año.
La terapia antiretroviral puede ayudar a que los infectados vivan tanto como aquellos que son VIH-negativo. Sin embargo, este tratamiento es caro y la continuidad del proceso representa una carga para los pacientes, sus familias y países, al causarles dificultades económicas y empobrecimiento.
A pesar de que el VIH/SIDA ha sido objeto de preocupación mayor para la salud pública en los últimos treinta años, este virus es sumamente prevenible. ONUSIDA estima que si se previenen nuevas infecciones por VIH y se proporciona tratamiento a los infectados, se podrá erradicar el SIDA a nivel mundial para el 2030.
Desafortunadamente, los esfuerzos de prevención del VIH existentes no son suficientes y el descenso de nuevas infecciones por VIH en adultos se ha detenido. El informe sobre las carencias en la prevención de ONUSIDA revela que aproximadamente 1,9 millones de adultos en todo el mundo se infectan con VIH cada año, siendo el mismo escenario para América Latina y el Caribe. A raíz de estas impactantes cifras y lento progreso, existe una necesidad imperiosa por revitalizar la prevención del VIH.
Este año, el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA subraya la importancia de la prevención del VIH. Celebrado el 1 de diciembre para concientizar sobre el VIH/SIDA, el tema de este año “Levantemos las manos por la #PrevenciónVIH”, se enfoca en revigorizar los esfuerzos por prevenir el VIH y en impulsar a las futuras generaciones a reflexionar sobre su prevención.
¿Cómo se puede prevenir el VIH en América Latina y el Caribe?
Existen una serie de estrategias que, combinadas, pueden contribuir a una eficaz prevención del VIH:
- Uso adecuado del preservativo durante las relaciones sexuales;
- Reducción del daño para aquellas personas que se inyectan drogas, como proporcionar jeringas limpias y orientación terapéutica;
- Circuncisión masculina médica voluntaria, que reduce el riesgo de infección por VIH un 60%;
- Profilaxis de prexposición (PrEP), que incluye el uso regular de medicación para VIH por parte de personas que no están infectadas pero se exponen a un alto riesgo de contraer el virus;
- Profilaxis de post-exposición (PEP), que puede tomarse dentro de las 72 horas luego de haber tenido relaciones sexuales sin protección;
- Tratamiento como prevención (TasP), que incluye el uso constante de medicación para VIH por parte de quienes padecen el virus, como medida para prevenir la transmisión a sus parejas.
- Promoción de la igualdad de género y de la educación sobre salud sexual y reproductiva.
Para prevenir la infección por VIH de manera eficaz, debemos tomar en cuenta las ‘poblaciones clave’, las más vulnerables a la infección por VIH. En América Latina y el Caribe, la epidemia del VIH afecta principalmente a los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, trabajadores sexuales y usuarios de drogas por vía intravenosa. Personas que forman parte de esta población y sus parejas sexuales representan aproximadamente dos tercios de las nuevas infecciones por VIH en la región.
Además, el VIH afecta a las mujeres y a los jóvenes desproporcionadamente. Se estima que el 31% de adultos que padecen VIH en América Latina y el 52% de los adultos en el Caribe son mujeres. Los jóvenes —especialmente las mujeres de la región—, también son vulnerables al VIH. Aproximadamente un tercio de las nuevas infecciones se dan en jóvenes de entre 15 y 24 años de edad. Según ONU MUJERES, en América Latina las mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años conforman el 36% de las nuevas infecciones, mientras que en el Caribe representan el 46%.
Dentro de la región, existen puntos específicos en los cuales la prevalencia del VIH es mayor. En América Latina, Brasil es quien cuenta con la mayor cantidad de infectados, y los casos han aumentado un 11% en 2015. En el Caribe, Haití solamente representa el 55% de todos los que padecen VIH, y se espera que la situación empeore luego de la reciente catástrofe del Huracán Matthew.
¿Es posible erradicar la epidemia del SIDA en América Latina y el Caribe?
La respuesta es Sí – la epidemia del SIDA puede erradicarse, pero para lograr esta hazaña, se necesita un compromiso renovado. De acuerdo con el Dr. John Edward Greene, el Enviado Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para el VIH/SIDA en el Caribe, existen cinco estrategias clave para erradicar la epidemia del SIDA en la región:
- Reforzar el apoyo social a través de la mejora de la vida familiar y del enfoque en los más necesitados;
- Facilitar el acceso a tratamientos, incluyendo medicación asequible;
- Promocionar la prevención, con un enfoque en la salud sexual y reproductiva y los derechos que implica, incluyendo educación acorde a la edad;
- Reducir la desigualdad de género —incluida la violencia contra las mujeres y las niñas—;
- Lograr la implementación de reformas legislativas para modificar y derogar leyes discriminatorias vinculadas al SIDA.
El Dr. Greene subraya la necesidad de un liderazgo y una colaboración fuertes para revitalizar la respuesta al VIH, como la Asociación Pancaribeña contra el VIH/SIDA (PANCAP, por sus siglas en inglés), un modelo que ha reunido exitosamente a gobiernos, sociedades civiles, organizaciones religiosas, nacionales e internacionales en el Caribe para luchar por la erradicación del SIDA.
Enfatiza la importancia de abordar las necesidades especiales de las poblaciones que se están pasando por alto: asegurar sus derechos, eliminar el estigma y la discriminación asociados al VIH, —así como las leyes y políticas discriminatorias y punitivas contra los enfermos de VIH— y garantizar el acceso a las herramientas y servicios de prevención del VIH para jóvenes y adultos.
¿Qué puedes hacer para ayudar?
¿Cuál es tu papel para contribuir a la erradicación del SIDA para el 2030? En primer lugar, hazte la prueba de VIH. Según la OMS, en la actualidad solo el 54% de las personas infectadas conocen su condición. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan que todos aquellos dentro del rango de 13 a 64 años de edad se realicen la prueba de VIH al menos una vez, lo mismo para las mujeres embarazadas y aquellas que estén planificando un embarazo. Como regla general, quienes están ante un riesgo alto de infección (consumidores de drogas, trabajadores sexuales, quienes padecen ETS, hepatitis o tuberculosis) deberían realizarse la prueba una vez al año, así como personas homosexuales o bisexuales sexualmente activos deberían hacerlo cada 3 a 6 meses. Además, todas las personas sexualmente activas, —en particular aquellas con múltiples parejas sexuales— deberían realizarse la prueba. Incluso quienes estén en relaciones monógamas deberían conocer el estado de su pareja.
También se puede ayudar a concientizar sobre el VIH/SIDA dentro de las familias o comunidades, mediante la promoción de estrategias de para prevenir el VIH, contribuir a la reducción del estigma y la discriminación vinculados al virus, y respetando y apoyando a los infectados.